jueves, 10 de septiembre de 2009

Intrusismo Profesional en las Relaciones Públicas




¿Cuántas veces nos hemos topado una noche con un "repartechupitos" en las zonas de marcha, identificándose como Relaciones Públicas? ¿O hemos visto algún famoso o famosete que dice que es el Relaciones Públicas de tal o cual garito o discoteca?

¡Con qué facilidad se esgrime el término impunemente!
Es decir, que cualquiera puede afirmar ser un profesional de nuestro ramo, sin necesidad de tener sacada la carrera, un master preparatorio o maestria alguna.
Lamentablemente, además, esto no hace sino repercutir en nuestro detrimento ya que el término se corrompe, se toma a los profesionales como lo que la gente ve y no como lo que somos en realidad: profesionales d ela comunicación, no una cara bonita en la puerta de la discoteca que te invita a un chupito si entras con una tarjetita de su parte.




Un Relaciones Públicas se forma mediante una carrera universiatria, una serie de cursos, seminarios y experiencias profesionales. Con un tesón y un interés profesional en la Comunicación en sí, en sus procesos y sus sistemas. Se especializa en un ámbito del ramo y lleva a cabo una labor profesional más o menos constante. Conlleva un esfuerzo y una dedicación que sobrepasa las cinco horas en la puerta de la disco o los quince minutos del photocall.

Por ello, me indigna que no se defienda nuestra profesión con uñas y dientes, con campañas -nosotros, lo especialistas en ello- y con la mediación de unos colegios profesionales que eviten, como lo hacen los de médicos, abogados y tantos otros, el intrusismo profesional en la medida de lo posible.

Mientras tanto, sigo siendo un Relaciones Públicas, orgulloso de serlo, freelance, por ahora, que tiene en muy alta estima su profesión y sus estudios, que su trabajo le han costado.

Que no todo el monte es orégano ni cualquiera cara bonita un profesional de la comunicación.

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